jueves, 15 de diciembre de 2011

Navidad

Querido nadie:

Tengo miedo de que dentro de unos días, el 24 de diciembre, mientras renace el hijo de Dios, se muera el pedacito de mí que todavía te recuerda. No tengo alas de cobre como los ángeles, pero mi corazón vuela, cuando, al recordarte, una lágrima se desliza por mi rostro, transparente, eterna.

Por favor, júrame que no me has olvidado porque este amor que me ha quemado por dentro, este alma que se ha quedado vacía, estos ojos que se turbaban cuando te veían, estos labios que se volvían torpes cuando nos mirábamos, te echan de menos.

¿Qué es Navidad? Alegría, ilusión, tristeza o tormento; Navidad es mi corazón que te anhela; Navidad es un sueño que se interrumpe por el recuerdo de la soledad que me acecha; Navidad es la llama que se enciende en mi cuerpo con tu recuerdo; Navidad es un niño que llora su venida al mundo y unos campesinos que se dirigen a él guiados por una estrella; Navidad eres tú, ¿y sabes por qué? porque tú eres mi estrella.

Alguien

jueves, 14 de julio de 2011

Ella

Su rostro era lánguido, triste, bello...Podía su mirada transportarte al mágico mundo de los sueños, su expresión convertirte en cómplice secreto de sus anhelos, su sonrisa, quizás engañarte, porque su sonrisa era un espejismo, y en su dolor, del azabache de sus ojos, firme aliada.

Su cuerpo era frágil y, a la vez, un muro infranqueable de tristeza, amor y desengaño. Las sinuosas curvas de su perfección invitaban a la pasión, a la lujuria pero, sin duda, ésta había provocado que más de una lágrima se deslizara por su pálido rostro ¿o quizás el culpable había sido el loco amor que no conoce mesura, ni límite y nubla el entendimiento y la razón?

Me gustaba la belleza de sus largos cabellos oscuros, ensortijados, firmes lianas que no sostenían esperanza sino sueños rotos y quizás también algún miedo, y la derrota conseguida en alguna batalla.

Todo junto y, a la vez, formaba un aquél maravilloso, delicado y, sobre todo, bello. No invitaba su languidez al desasosiego sino a abrir los brazos para abrazar a la vida; a abrir el corazón para, al mismo tiempo, encerrar en él dulcemente al ser amado; a abrir los ojos para descubrir que todas las cosas, aunque no lo parezcan, en el fondo tienen su magia, su encanto.

Así te imaginaba y,aunque no seas cierta, seguirás viviendo tan bella, tan buena, en lo más profundo de mi alma

jueves, 3 de marzo de 2011

Querido tú

Me equivocaba al pensar que lo que había pasado entre nosotros ya no formaba parte de la complejidad de mi mente. Creía haberme acostumbrado a la soledad de noches eternas, a afrontar el mañana incierto sin la seguridad de tus palabras acariciando mi alma, a la frialdad que tu ausencia, que tu indiferencia, había dejado en mi alma...y en mi cama.

Regalaste a mi mano una pluma encantada, diste alas a mi imaginación; convertiste mis sueños, mis deseos, mis pasiones, mis temores, en palabras. Me convertiste en lo que soy ahora, constructora de sueños, amiga del que sonríe y consuelo del que llora, o, como tú un día confesaste a mis oídos,  soberbia escritora.

Vuelvo a ti como antes, desnuda de grandeza y vestida de esperanza. Vuelvo a ti, yo que fui de tu obra su musa, yo que me entregué a ti con mi alma desnuda, yo, que ante el encanto de tus palabras, permanecía en la cárcel de mi interior, muda.

Necesito que me confieses qué fue lo que te apartó de mí, necesito que traiciones a esa parte egoísta del hombre que llevas dentro. Necesito saber qué pasa en el interior de un hombre cuando ya el fuego de la pasión se apaga, y , por qué, sin más huye, cuando cegada por el amor, extiendes los brazos para entregarle tu alma. Dime, ¿comparten vuestros labios el dulce sabor de la mentira o es que la verdad, sin más, calla? ¿dura más el candor de un capricho que del amor su llama? ¿no es capaz de acompañar al suave latir de un corazón, la delicadeza de una lágrima?.

Vuelvo a ti, maestro, para que me ayudes a que mi obra cobre vida; vuelvo a ti, amigo, para que me extiendas tu mano ahora que estoy perdida; vuelvo a ti, profesor, para que compartas conmigo un pedacito de sabiduría; vuelvo a ti, amante, porque robaste de mis labios algo más que poesía.

domingo, 13 de febrero de 2011

Bella desconocida

Te vi por primera vez una noche de invierno. Al contemplar tu rostro creí ver un ángel y, desde ese momento, comenzó mi propio infierno. Mi corazón se derritió entre las llamas de un amor tan fuerte, tan intenso...
Te convertiste en diana de mis ojos aquella noche y lo seguiste siendo cada día, cada noche, cuando tu imagen se dibujaba en mi mente y mi corazón se encogía al no saber cómo buscarte, ni dónde.
Tu mirada inquieta se posó varias veces en mi cuerpo que ya era tuyo. Respiré profundamente, y tu presencia se precipitó en una carrera vertiginosa a través de mis venas. Destruyó tu presencia con su carrera mi soledad, mi hastío, mis penas, y abracé, amada, de esta pasión su dulce condena. Me hubiera gustado renunciar a mi libertad para fundirme en la cárcel de tus brazos aquella noche, y no tener que soportar ahora, que ya eres yo mismo, tu ausencia y el dolor que me causa la impaciencia, la espera...
¿Dónde estás ahora que te busco? ¿Besa cada día mi recuerdo tu despertar? ¿Es la llama de mi amor la que ilumina tu sueño cuando ya las estrellas cortejan a la luna, y tu alma y la mía, al emprender el vuelo, se acercan tanto que ya no son dos, sino una?
 Comencé a vivir cuando te vi por primera vez aquella noche; te hice el amor mientras me dejaba arrastrar por el dulce encanto de la fantasía aquella noche; me ahogué en la profundidad del azabache de tus ojos aquella noche; y nací entonces, a una vida, donde tú guiaste mis pasos inseguros y torpes, sin saber quién eras tú, sin saber, ni siquiera tu nombre.
Me asusta decir que te amo, porque también a ti, temo asustarte; porque no sé si algún día leerás estas palabras, porque no sé si algún día, bella desconocida, mecido por las alas del destino, lograré encontrarte.

miércoles, 26 de enero de 2011

Un pedacito de historia

Vino al mundo acunada por los brazos de una mentira. Nació desnuda de esperanza y vestida de lágrimas, de ira. Su carita de ángel y sus manos diminutas no lograron retener el amor de la que había compartido con ella aquellos largos minutos del parto y nueve meses de engaño, y con la que ahora compartía un bello rostro, un corazón vacío, una desatada pasión y quizás también, la sabiduría que te regala la vida con el paso del tiempo, de los años.

 Fue princesa de su propio reino en su infancia, y reina de los corazones de aquéllos que en un día cualquiera de junio, o de mayo, recibieron el título de padres y un bebé que, sin ser hermoso, era capaz de hablar con la mirada y mentir sin necesidad de palabras.

Creció enamorada de la poesía, de la música, de la vida y, sin darse cuenta, se convirtió en mujer y entregó su corazón de niña a aquél que había de convertirse en huésped eterno de su alma, en ladrón de su inocencia, en alboroto de su calma.

 Fue ella quien me enseñó a soñar, a rendirme a la pasión, a amar; fue ella quien, una noche, cuando no era yo mismo sino príncipe del castillo de mi deseos, cogió de la mano a mi alma y le enseñó que no vive aquél que respira, corre, habla...sino quien con su corazón, con su cuerpo y con su alma, sobre todo, AMA

martes, 18 de enero de 2011

Querida extraña

Cuántos años sin tenerte frente a mí,
cuánto tiempo buscándote tan lejos,
cuántos años, cuántos días, cuántos instantes sin ti...

Te veo niña, te veo asustada, te veo soñadora, te veo triste...
te sueño mujer, te sueño valiente, te sueño real, te sueño alegre...

Has querido volar, y de tus alas he arrancado sus plumas, has querido crecer y te he deseado pequeña, has querido soñar  te he robado tus sueños...

Quiero escribir tu historia, hasta su final, desde su principio, quiero escribir tu vida, latido a latido, quiero sentirte cerca, hasta el más leve suspiro...

Tengo una canción para ti, compuesta con las notas del recuerdo, quiero que caminemos  juntas, cerca y también lejos, quiero dibujarte hermosa, desdibujar tu sombra, quiero, quiero...

Estoy aquí, frente a ti, desnuda de palabras y vestida de silencio
Estas ahí, frente a mí, vestida de sueños, desnuda de inocencia...

Hola, mi querida niña,
cuántos años sin tenerte frente a mí,
cuántos años buscándote tan lejos,
cuántos años, cuántos días, cuántos instantes...sin ti.
Hola, Isabel Moure,
cuánto tiempo caminando desde y hacia ti...


Dedicada a todos aquéllos embarcados en la maravillosa aventura de descubrirse