jueves, 3 de marzo de 2011

Querido tú

Me equivocaba al pensar que lo que había pasado entre nosotros ya no formaba parte de la complejidad de mi mente. Creía haberme acostumbrado a la soledad de noches eternas, a afrontar el mañana incierto sin la seguridad de tus palabras acariciando mi alma, a la frialdad que tu ausencia, que tu indiferencia, había dejado en mi alma...y en mi cama.

Regalaste a mi mano una pluma encantada, diste alas a mi imaginación; convertiste mis sueños, mis deseos, mis pasiones, mis temores, en palabras. Me convertiste en lo que soy ahora, constructora de sueños, amiga del que sonríe y consuelo del que llora, o, como tú un día confesaste a mis oídos,  soberbia escritora.

Vuelvo a ti como antes, desnuda de grandeza y vestida de esperanza. Vuelvo a ti, yo que fui de tu obra su musa, yo que me entregué a ti con mi alma desnuda, yo, que ante el encanto de tus palabras, permanecía en la cárcel de mi interior, muda.

Necesito que me confieses qué fue lo que te apartó de mí, necesito que traiciones a esa parte egoísta del hombre que llevas dentro. Necesito saber qué pasa en el interior de un hombre cuando ya el fuego de la pasión se apaga, y , por qué, sin más huye, cuando cegada por el amor, extiendes los brazos para entregarle tu alma. Dime, ¿comparten vuestros labios el dulce sabor de la mentira o es que la verdad, sin más, calla? ¿dura más el candor de un capricho que del amor su llama? ¿no es capaz de acompañar al suave latir de un corazón, la delicadeza de una lágrima?.

Vuelvo a ti, maestro, para que me ayudes a que mi obra cobre vida; vuelvo a ti, amigo, para que me extiendas tu mano ahora que estoy perdida; vuelvo a ti, profesor, para que compartas conmigo un pedacito de sabiduría; vuelvo a ti, amante, porque robaste de mis labios algo más que poesía.